Al llegar, escogimos una ruta y empezamos a escalar hacia una cascada. Escalamos durante una hora y media, un camino bien empinado. Al principio íbamos entre árboles y rocas hasta que llegamos a un puente desde el cual se ve la cascada por primera vez. A partir de allí escalamos junto al río hasta llegar a la parte más alta de la cascada. Un espectáculo todo el camino.
Terminamos nuestra visita con una caminata entre los árboles gigantes, árboles impresionantes de cientos de años. De allí partimos de regreso a Morgan Hill y llegamos a media noche.
El domingo amanecí cansada, pero no tan adolorida. Amanecí tarde y al rato llegó nuestro roommate número 11. Para introducirlo a Morgan Hill, salimos a dar una vuelta en bici. Hicimos unas 35 millas en una ruta linda: Cañada. Pero la subida es larga y empinada, y, en el regreso, teníamos el viento en la cara. No estuvo nada facil.
Terminé con las piernas bien cansadas. Y desde el lunes, me he acordado del viaje a Yosemite cada vez que bajo las gradas.
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