Thursday, May 17, 2012

5 meses después, aún no tengo explicación: lo que sé es que la caída fue fuerte

Este fin de semana estuve en San Salvador y fui a andar en la montaña por primera vez desde mi caída el 19 de diciembre. En Los Angeles salgo muchísimo más en ruta porque puedo hacerlo sin tener que manejar. Salgo de mi apartamento en bici y en un ratito puedo estar en lugares con poco tráfico o con carriles para ciclistas.

Por lo tanto, cuando llegué a San Salvador en diciembre, estaba con muchísimas ganas de ir al Ecoparque. Como tres días después de haber llegado, quedé con un amigo, Leto, y nos juntamos en el eco el 19 a las 6 am con varios otros. Subimos a un buen ritmo, el clima estaba rico e ibamos platicando todo el camino. Al llegar a la punta de la corona del parque, hicimos una parada para reagruparnos.

Mientras estabamos allí, con el aire un poco corto, me acuerdo haber estado platicando sobre caídas, y por supuesto que yo tenía historias para abonar a la plática. Una vez llegaron todos, empezamos de nuevo tranquilos que ya todo era para abajo.

Me recuerdo haber empezado a bajar y luego tengo vagas memorias de cuando estaba subiéndome al carro de Leto allá arriba. Pero en medio, tengo un espacio en blanco. Nadie está seguro que pasó exactamente. Todavía no habíamos comenzado la bajada fuerte y no había ninguna rama, hoyo, ni piedra en la que me hubiera podido tropezar. Pero lo que si sabemos es que de alguna forma salí volando, callí de cabeza y quedé tirada en el suelo haciendo ruidos fuertes con la respiración. Por supuesto que todos los que iban detrás de mi se asustaron muchísimo, pero todos se portaron como heróes para ayudarme. Me quitaron el casco para que pudiera respirar (la pita me estaba ahorcando y por eso estaba haciendo ruidos fuertes), fueron a llamar a Leto que iba adelante y se estuvieron conmigo mientras estaba desmayada y cuando me levanté.

Leto actuó muy inteligentemente. En vez de subir adonde yo estaba, bajó rápido a traer su carro para llevarme al hospital. Dice que iba asustadísimo bajando a toda velocidad porque sabia yo estaba inconsiente. Per después de un rato, se puso a pensar qeu si el se caía, el desastre iba a ser peor y bajó un poco la velocidad (muy intelligente). Al llegar al carro, los que estaban arriba lo llamaron para decirle que yo ya me había despertado y se tranquilizó un poco.

No me recuerdo muy bien de el rato desde que me desperté hasta que llegué al hospital. Tengo unas cuantas memorias vagas. Me recuerdo haber insistido en que podía manejar y me recuerdo que no quería llamar a mis papás para avisarles, pero no me recuerdo haber sentido dolor.

Otro de los ciclistas manejó mi carro, lo llevó al hospital y me acompañó, junto con Leto, hasta que llegaron mis papás. A partir de ese momento, en algunos aspectos, se repitió la historia. Al igual que en mayo, me tomaron radiografía y otra vez la clavícula derecha estaba quebrada. Esta vez, además tenía una fisura en el cuello y la cara la tenía raspada y morada. El casco estaba bastante desecho y la bici tenía el timón quedó completamente flojo.

Las quebraduras fueron menos severas qeu la vez pasada, pero el susto fue mucho mayor debido a la contusión (el desmayo) y el estado de mi cara. (Más que todo para los que andaban conmigo y para mis papás, pues yo estaba medio dunda y no realizaba lo serio que había sido).

Gracias a Dios, me recuperé bien, pude regresar a la Universidad a tiempo y solo me perdí la primera competencia de la temporada. A pesar del susto, tuve una gran suerte.

Aprovecho para darles las gracias nuevamente a todos los que andaban conmigo ese día y, sobre todo, a Leto.



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