El jueves salí como a las 10 am de mi casa y 6 horas más tarde estaba en el lobby de Specialized en Morgan Hill con dos maletas y dos bicicletas. Me bajé del carro un poco nerviosa, pero también super emocionada de finalmente estar aquí.
La persona de recursos humanos me recibió en el lobby, me dio las llaves de la casa y me dijo que me presentara en la oficina el día siguiente a las 8:30 am.
La casa- La casa de los “interns” (pasantes) queda como a milla y media de la oficina. Es una casa algo vieja, pero está bien mantenida y los muebles y todo el equipo son nuevos. Tiene 4 cuartos, la cocina y el comedor son amplios y el patio es grande. Las paredes están llenas de fotos de ciclistas de todas las disciplinas.
Los Roommates- Por el momento somos tres mujeres y tres hombres (hay un cuarto hombre pero supuestamente solo ha dormido aquí una noche). Todos son súper buena gente, son locos bicicletas y están igual de emocionados que yo de estar aquí.
Primer Día - Salí de la casa a las 8 am en mi bici de ruta y con mis shorts y jersey en mi bolsón. Llegué a la oficina y me recibió otra persona de recursos humanos. Firmé papeles y empezamos el tour.
Después me llevaron al garaje de las bicicletas de los empleados a parquear mi bici (habían unas cien colgadas y la mía era la única que no era marca Specialized, por supuesto). Seguimos el tour por el resto del edificio. El ambiente es súper relajado e informal, pero todos trabajan duro y se ven apasionados en lo que están haciendo.
Terminamos el tour en mi departamento, “Global Marketing” adonde me introdujeron a las personas con las que estaría trabajando (menos a mi jefe, que no estaba). Todos súper amables y acogedores.
Todos los viernes, son viernes de bagels. Así que a las 9 am bajamos un rato a la cocina adonde se reúne todo el personal. Después, me introdujeron a lo que hacen en el departamento y me dieron cosas que leer. Leí hasta el medio día, cuando todos los empleados salen a andar en bici.
Siendo mi primer día, andaba algo perdida. Las de mi departamento salieron a correr, así que yo bajé sola al garaje de bicis sin saber como era la cosa. Resulta que los viernes son día de “competencia”, así que la mayoría del grupo (por lo menos del grupo con el que yo estaba) iba a ir rápido. Pero por suerte había una ciclista y su novio que querían hacer algo más suave. Así que me les pegué.
Dimos una vuelta linda: casi nada de carros (especialmente comparado a Los Angeles), dos laguitos, bosque y calles lisitas.
Nos tardamos más de lo que esperaba, así que entré a bañarme rápido y me llevé mi almuerzo al escritorio. En la tarde pasé ocupada en mi escritorio, con excepción de un break más: uno de los del departamento había comprado paletas para todos y nos la salimos a comer a la terraza. (Los ciclistas comen un montón!)
Regresé a la casa cansadísima. La primera dormida en camarote, la bicicletiada a las 12 y la emoción del primer día de trabajo, me dejaron fundida. Fundida pero feliz.
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