Toda esta semana mis piernas han estado cansadas. El sábado fui con mis roommates a Yosemite y escalamos un montón. Fue un paseo cansado pero lindísimo. Salimos de la casa a las 6:30 a.m. y nos tomó unas cuatro horas llegar al parque.
Al llegar, escogimos una ruta y empezamos a escalar hacia una cascada. Escalamos durante una hora y media, un camino bien empinado. Al principio íbamos entre árboles y rocas hasta que llegamos a un puente desde el cual se ve la cascada por primera vez. A partir de allí escalamos junto al río hasta llegar a la parte más alta de la cascada. Un espectáculo todo el camino.
Después manejamos a Glacier Point, desde donde se ven todos las formaciones de rocas de Yosemite. Una vista lindísima. Mientras estábamos allí, apareció un arco iris completo y un rato después apareció un reflejo del arco íris. Increíble.
Terminamos nuestra visita con una caminata entre los árboles gigantes, árboles impresionantes de cientos de años. De allí partimos de regreso a Morgan Hill y llegamos a media noche.
El domingo amanecí cansada, pero no tan adolorida. Amanecí tarde y al rato llegó nuestro roommate número 11. Para introducirlo a Morgan Hill, salimos a dar una vuelta en bici. Hicimos unas 35 millas en una ruta linda: Cañada. Pero la subida es larga y empinada, y, en el regreso, teníamos el viento en la cara. No estuvo nada facil.
Terminé con las piernas bien cansadas. Y desde el lunes, me he acordado del viaje a Yosemite cada vez que bajo las gradas.
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