Thursday, July 19, 2012

Velódromo: Miedo Superado.

Los días largos de verano en California me encantan. Hoy salí del trabajo a las 5 pasaditas, regresé a la casa, me vestí, subimos las bicicletas de montaña al carro y nos fuimos a un parque. Anduvimos en bici por un poco más de un hora y regresamos a la casa todavía con luz. rápido

Fui con uno de mis roommates y otra amiga, Cristen (novia de uno que trabaja en Specialized). Cristen y yo nos habíamos quedado con ganas de hacer más bici de montaña desde el domingo que hicimos un paseo de montaña de solo mujeres. Fuimos a un parque cerca de San José que se llama Skeggs. Estuvo buenísimo. Las veredas eran un poco menos técnicas que a las cuales había estado yendo y además habían pedazos de subida intercalados con bajadas (en vez de lo típico: primero una gran subida y después una sola bajada que se acaba demasiado). Después de pedalear por cuatro horas, terminamos con un almuerzo en un restaurante a unas cuantas millas del parque. El restaurante estaba lleno de ciclistas y motociclistas y la comida, como siempre después de una pedaleada así, estaba deliciosa.

El sábado fuimos otra vez al velódromo, pero esta vez no fuimos a ver carreras, si no a recibir una clase. Ya pasó un poco más de un año desde mi accidente en el velódromo de San Salvador. En septiembre, mi equipo de la Universidad fuimos invitados a recibir una clínica de pista en el Velódromo del Home Depot Center en Los Angeles, el velódromo techado más grande de Estados Unidos.

Ese día, mientras todos mis compañeros disfrutaban de la clínica y aprendían del atleta olímpico que nos estaba dando la clínica, yo estaba sufriendo con miedo. El velódromo de Los Ángeles es impresionante y también un poco intimidante, lo cual no ayudaba. Además estaba usando, por primera vez en mi vida, una bicicleta de pista (con piñón fijo, sin frenos y sin rueda libre). Para mi, la clínica fue un desastre, el trauma de la caída estaba demasiado fresco.

Pero en la clase que recibí este sábado, me fue totalmente diferente. El velódromo cerca de Morgan Hill es mucho menos intimidante que el de Los Angeles y el grado del peralte es menor (parecido al de San Salvador). Ademas, yo he desarrollado un poco más de confianza sobre la bicicleta. No solo no tuve miedo el sábado, si no que disfruté de la sesión muchísimo y me quedé con ganas de volver.

Miedo superado.

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