Salí un poco mas tarde de lo planeado: como a las 6:25. Sentí el camino un poco largo, pero no fue hasta llegar al aeropuerto q me di cuenta lo lento que había estado el metro y lo tarde q era. Cuando llegue al counter, me dijeron q el vuelo ya estaba cerrado y me mandaron a otro counter a averiguar q podía hacer al respecto. Al final, después de rogar un poco y dar explicaciones, logre q me pusieran en un avión dos horas mas tarde, q no me cobraran y que me regalaran tres libras para comprarme un café!
Me dormir en el café mientras esperaba y en el vuelo. Estaba cansada.
Al llegar a Edinburgo me fui a turistear mientras llegaba mi amiga con la q me iba a juntar. Lo interesante en Edinburgo es la parte antigua: una colina q tiene un castillo y un palacio y es adonde se refugio la gente durante los ataques de Inglaterra.
Cuando empecé a subir la colina y al ver a unos ciclistas pasando a mi lado, me dieron ganas de haber traído mi bici para entrenar escaladas allí. El lugar es lindisimo y me entretuve mucho, pero al final me di cuenta q realmente la bici no era necesaria para fortalecer los músculos de mis piernas. Esas subidas eran mas que suficiente!
(Ver fotos de las calles)
Cuando empezaron a cerrar los museos y mientras esperaba a mis amigas, me fui a descansar un rato y a ver un ratito del Tour de France (en repetición) al hotel . Me dio cólera darme cuenta q me había dormido y no pude ver el ultimo pedazo (así de cansada seguía), pero me alegro saber que Andy Schleck se había ganado la camisa amarilla (la que lleva el líder del tour).
Nos estábamos quedamos en un hotelito bien bonito y muy auténticamente Escocés. Ahora en la mañana nos despertamos a un desayuno típico alrededor de una mesa compartida con el dueño y los demás huéspedes del hotel. El dueño se excusó temprano porque se tenia que arreglar para ir a un compromiso. Al ratito nos paso diciendo adiós con su "qilt" de gala, el típico traje Escocés con falda cuadriculada y todo.
El resto de la mañana, fuimos a otra colina adonde únicamente hay monumentos y desde donde se ve toda la ciudad y hasta el mar en el fondo. Después manejamos como una hora para almorzar en St. Andrews, un pueblo turístico y simpático adonde nació el golf.
El camino es lindo, una mezcla de colinas y planicies verdes, con muy poca población. La carretera es nítida y me dieron unas ganas terribles de aprovecharlas para andar en bicicleta. No eran tanto las ganas de pedalear en ese momento preciso, como el deseo de aprovechar la oportunidad, la vista, el clima, el lugar, la experiencia...
Vimos ciclistas en la carretera y varios carros con bicicletas en el techo. Pasamos por carreteras transitadas y por caminitos estrechos, por partes planas, por subidas y por bajadas.
Ahora ya voy en el tren del aeropuerto de Londres a la casa de mi amiga. Cansada y con ganas de llegar, pero emocionada porque mañana nos espera un gran día. Otra vez a madrugar, otra vez al aeropuerto (espero esta vez si me salga bien todo)... Esta vez voy en dirección al Champs Elysse, a París, a la etapa final del Tour de France!!
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