Después de una cena de despedida y buen viaje anoche, ahora en la mañana me costó levantarme. Pasé por Raba y Miguel a las cinco pasaditas y llegamos a Santa Elena como a las y cuarto. Los otros cinco ciclistas nos estaban esperando ya subidos en la bicicleta y creo que un poco desesperados por comenzar.
Empezamos haciendo la misma ruta que hemos hecho anteriormente: de Santa Elena, a la carretera a La Libertad, luego hacia Santa Tecla y de allí nos subimos en la Diego de Holguín. Esta vez, al llegar al final de la parte habilitada de la carretera, en vez de dar la vuelta, nos metimos por una callecita pequeña y un poco colocha que lleva hacia Merliot. De Merliot bajamos hacia el redondel de Multiplaza y nos subimos al puente para irnos por El Espino. La idea era seguir hasta el redondel de la bandera y continuar hasta la Constitución, pero el tráfico estaba más pesado de lo normal. Entonces decidimos cruzar en Bicimanía y luego irnos a la derecha para meternos a la calle que pasa por el Templo Mormón. Nos desviamos en dirección al edificio de cancillería y por allí subimos de regreso hacia Merliot para regresar nuevamente por la Diego de Holguín.
Según la medición de las computadoras de los demás, hicimos una hora y veinte minutos y unos 33 kilómetros. No fue un entreno complicado, pero si mantuvimos un ritmo relativamente bueno durante todo el recorrido. Al terminar el entreno, nos quedamos platicando sobre un App de Blackberry que mide la velocidad, distancia, tiempo, etc y marca el recorrido realizado. Ahorita lo estoy bajando para poderla usar mañana (aunque me está tomando más tiempo de lo que quisiera).
Después de ver el Tour de France (que por cierto, excelente trabajo en equipo de los hermanos Schleck), fui a ver si le podían poner rueditas a mi maleta de la bici para no tener que andarla en el hombro durante todo el viaje. Encontrar un especialista en ponerle llantas a valijas para bicicleta no es fácil, así que tuve que acudir a un sastre que arregla maletas y a un vendedor de ferretería y combinar sus conocimientos con mi ingenio. En la ferretería compré rueditas, tornillos y un zócalo de plástico (que pesa menos que los de madera). Le llevé todo al sastre y le pedí que descosiera la parte de abajo de la maleta y le metiera los pedazos de zócalo, para luego, con un taladro, ponerle las ruedas. Me la entregará hasta el lunes, solo un día antes de irme, así que más le vale al sastre hacer un buen trabajo.
En la tarde recibí otra donación: resulta que pueden tender a dejar las cosas para última hora, pero de que hay gente buena, la hay. Además recibí la buena noticia que hoy llegó el nuevo pedido a Bicimania y por lo tanto mañana llevo mi bici a que le instalen la computadora!
Y ahora ya solo me quedan CINCO días (cuatro entrenos)..... hoy si ya casi! Que nervios!!!
Por cierto, este sábado darán la película Life Cycles (sobre una bicicleta) en Cinemark de la Gran Vía a las 10 a.m. Los fondos recaudados serán en beneficio para la fundación Wheels for Life (que regala bicicletas a niños de escasos recursos.) La recomiendo!!!!
(para mayor información ver el anuncio en facebook).
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